Estaba
mirando la lluvia y recordé el comienzo de mi andadura por esta tierrina. Acababa
de casarme, tenía veintiún añitos, una niña, para la edad en que se casan ahora;
venía de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, sin experiencia
en todo lo que se me avecinaba: matrimonio, cocina, vida en común, ciudad
diferente a la que me había visto crecer, Alicante y, a la que me había acogido como estudiante de COU y
universidad, Madrid. Un mundo que se me hacía desconocido y miraba con cierto respeto.
Me consolaba pensar que mi elección había sido voluntaria y había elegido al hombre
que quería, para lo bueno y lo que viniera…La familia política resultó
maravillosa, al igual que mi marido, pero el clima de Oviedo me pareció duro;
vivíamos en un primer piso, interior, muy oscuro, y así comencé mi vida de
casada con el añadido de la lluvia, que no paraba de caer. Ese cielo no se
cansaba de remojarnos continuamente, de día y de noche; me levantaba lloviendo
y me acostaba lloviendo. No había tregua… mi ánimo cada vez estaba más bajo.
Salía a la calle y la gente seguía con su vida; las mujeres con su paraguas y
su carrito de la compra no se detenían ante el aguacero que caía un día y otro
día. Esto era más de lo que se podía aguantar. Bueno, pues han pasado casi
treinta y cuatro años y la vida continúa estupendamente, con un clima que me ha
dado respiros, pero desde hace veintitrés días he vuelto al pasado, a la lluvia
sin descanso que me hace sentir mal, triste y con algo que no tenía a mis
veintiún años, dolores…. Menos mal que, como decía antes, la vida me compensó
con un marido estupendo, dos hijos con parejas maravillosas, dos nietos que me
dan la felicidad completa y una familia propia y política que son lo máximo.
La
lluvia es necesaria para todo. Hay gente que piensa que no le gusta porque las
calles se atascan, hay que llevar el
paraguas, la gente te mete el suyo en el ojo y, lo peor, los bajos de los
pantalones se empapan hasta la rodilla... mi ánimo se resiente... pero espero
con impaciencia ir de nuevo a la terreta, al sol; mientras tanto, hay que ver
este tiempo con otros ojos, como lo hizo Jori Ivens en su momento con aquel
documental tan bonito, una obra de arte, a mi parecer. Él vio en la lluvia otra
forma de filmar la realidad captando el efecto del agua en las calles de
Amsterdam durante y después de una tormenta. Si tenéis ocasión no os la
perdáis.
Y con la lluvia os dejo
hoy, disfrutadla a través de unos cristales, calentitos y, si puede ser con un
cafetín o chocolate.
RECETA. SOPA DE PESCADO: RAPE, MERLUZA O MEZCLADAS
Ingredientes
120 g de cola de rape.Un tomate picado.
1/2 cebolla picada.
Unas hebras de azafrán.
Una cucharada de puré de patatas instantáneo.
2 cucharadas de aceite de oliva.
Modo de hacerla:
1. Poner a cocer el rape o el pescado seleccionado, en medio litro de agua durante unos 5 minutos, hasta que esté bien blanco. Escurrirlo y reservarlo. Reservar el caldo de la cocción.2. Calentar el aceite en una sartén y dorar la cebolla a fuego medio. Incorporar el tomate y continuar la cocción durante 5 minutos más. Verter la salsa en el caldo.
3. Añadir el azafrán y cocer el conjunto 15 minutos. Colar el caldo y volverlo a poner en la cacerola. Desmenuzar el pescado y agregarlo al caldo. Añadir también los copos de puré.
4. Cocer, sin dejar de remover, unos cinco minutos y servir.
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